Movilidad de las jubilaciones

27-02-2009 / Según los autores, la reforma previsional ofrece seguridad a los jubilados
Infografia: Buenos Aires Económico
La semana pasada el ministro de Trabajo Carlos Tomada y el director ejecutivo de la Anses, Amado Boudou, anunciaron el porcentaje de aumento a aplicar a las jubilaciones en concepto de movilidad como consecuencia de la puesta en marcha del mecanismo instituido al efecto por la ley 26.417.
El número anunciado implica un aumento del 11,69% para todos los haberes. Este incremento surge de la aplicación de la fórmula de movilidad que consiste en tomar el promedio entre la recaudación tributaria per cápita de la ANSES y el aumento semestral del índice general de salarios informado por el INDEC.
En el proceso de debate parlamentario, diputados de la oposición sostenían que el resultado anual del reajuste iba a ser del 3,8 por ciento. Nos preocupamos porque no era esa la decisión política de nuestro gobierno que desde mayo de 2003 se caracterizó por el avance en los derechos de los trabajadores jubilados.
Al hacer nuestros propios estudios nos daba un reajuste anual que oscilaba entre el 19 y el 21 %, y para el primer semestre entre el 11 y el 12 % (ver reportaje a Recalde en el diario Crítica de la Argentina del 1º/09/2008), es decir, prácticamente el mismo ajuste anunciado por el gobierno.
Cabe destacar que de repetirse un guarismo similar en septiembre de este año el aumento anual superará el 20% para todos los haberes.
Por su parte, en una maniobra verdaderamente surrealista, sectores de la oposición han calificado de burla el aumento anunciado siendo que el aumento que ellos proponían, asociado exclusivamente a las remuneraciones de los trabajadores estables, hubiera resultado sensiblemente menor. La verdad, menos mal que no gobiernan.
Entre otras cuestiones, en el debate parlamentario se discutió la alternativa de ligar la movilidad al RIPTE (Índice de la Remuneración Imponible de los Trabajadores Estables), alternativa que inicialmente suscribimos ya que entendíamos razonable vincular los haberes jubilatorios con la remuneración de los trabajadores activos.
Pero la propuesta del Ejecutivo no sólo tomaba en cuenta este factor sino también el hecho de que los recursos de la ANSES se componen en un 50% de recaudación proveniente de impuestos como el IVA o Ganancias.
Dado que la recaudación tributaria normalmente crece más rápido que los salarios, vincular la fórmula con la recaudación no sólo implica la movilidad de los haberes sino también la paulatina recuperación de los mismos.
Adicionalmente, para el caso del componente de la movilidad ligado a los salarios, la señora presidenta, Dra. Cristina Fernández de Kirchner, incluyó la variante de tomar el aumento más alto entre el índice general que produce el INDEC y el RIPTE, decisión que en la quinta de Olivos les comunicó a los secretarios generales de la CGT, compañero Hugo Moyano y de la CTA, compañero Hugo Yasky.
UNA FÓRMULA SUPERIOR.
Finalmente entendimos que la fórmula que se había consensuado era superior a la que habíamos imaginado originalmente y otorgaba más seguridades que la que había propuesto el Poder Ejecutivo al ingresar el proyecto en la Cámara.
El debate y el consenso enriquecieron la norma. Este proceso ha sido para nosotros una constatación personal directa del avance en la calidad institucional del país contrariamente a lo que los críticos de este gobierno pregonan.
En el gráfico que acompaña a esta nota se puede observar que la jubilación mínima en términos reales aumentó un 70 por ciento. Es decir que el poder adquisitivo de la jubilación es un 70% más alto que en los años 90.
Por su parte, el gasto en prestaciones de la seguridad social se ha duplicado de los ’90 a la actualidad.
Índices de Jubilación Mínima y Prestaciones de la Seguridad Social deflactadas por el índice de precios implícitos del Producto Bruto Interno, elaboración propia sobre la base de datos del Ministerio de Economía.
Lo que se puede observar entonces es una recuperación sostenida de los ingresos de la clase pasiva desde fines del 2003 a la actualidad como no se tiene memoria en los últimos 15 años.
En total, entre el año 2003 y el 2008 se cuentan 12 aumentos a los que se suman ahora los aumentos semestrales dispuestos por la movilidad.
Adicionalmente debe destacarse la moratoria previsional que provee de un haber mínimo a vastos sectores de la población que de otro modo habrían quedado sin cobertura alguna.
Ello explica por qué las prestaciones de las seguridad social aumentan a un ritmo mayor que el haber mínimo en los años 2007 y 2008.
Gracias a esta medida, más de un millón de personas de alta vulnerabilidad social pueden acceder a un ingreso que ahora también es alcanzado por la movilidad.
Todos estos números confirman en forma incuestionable que las medidas propuestas por el Poder Ejecutivo y debatidas y aprobadas por el Parlamento han sido a favor y han beneficiado a la clase trabajadora argentina después de muchos años de sufrimiento y postergación.
El señalado es un hecho objetivo incontrastable.
Por supuesto que tenemos conciencia de que pese al avance no hemos logrado aún la equidad que buscamos, pero tenemos convicción de que estamos caminando –con hechos, no con palabras– el camino que nos conduce a esa meta.
En la actualidad, nos encontramos transitando momentos muy difíciles que no tienen precedentes a nivel mundial.
Claramente, entre los líderes del mundo y la comunidad internacional se está llegando a un consenso en el sentido de entender que es condición necesaria e imprescindible para poder salir de la crisis actual la creación y el fortalecimiento de instituciones que permitan a las naciones guarecerse de los tormentosos vaivenes de la economía mundial.
Resulta fundamental la construcción de instituciones que provean para el alcance de la autonomía económica y la soberanía política que hagan posible la aplicación de políticas anticíclicas.
Políticas que consisten sencillamente en ahorrar en los tiempos de vacas gordas para poder comer en los tiempos de vacas flacas. Dicho en términos más precisos, ante la incertidumbre que nos plantea la volatilidad de la economía mundial, las naciones del mundo deberán desarrollar instituciones que provean un verdadero seguro social.
El SIPA (Sistema Previsional Argentino) tal como ha quedado conformado –luego de las distintas reformas que han sido de una profundidad y un alcance que pocos de nosotros hubiéramos siquiera soñado seis años atrás– constituye un modelo desde el punto de vista práctico e institucional de la ingeniería social y estatal necesaria para construir una sociedad con justicia social en el mundo de turbulencia y desasosiego que nos toca vivir.