Uso indebido de los ahorros jubilatorios
Como ocurre con las políticas energética
y ferroviaria, la Anses sigue empecinada en continuar minando el bienestar de
los futuros jubilados.
Más de una vez se llamó la atención desde esta columna sobre la
utilización del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), administrado por la
Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), para fines que debilitan
el objetivo de solventar futuras jubilaciones. Este Fondo proviene de la
confiscación de los ahorros acumulados durante 13 años por los aportantes al
suprimido sistema de capitalización en 2008. En aquel régimen, cada peso
aportado se acumulaba en cuentas individuales. La inversión de este dinero
respondía a pautas determinadas y su rendimiento engrosaba los ahorros para el
día del día del retiro o jubilación.
Más allá de las críticas que el sistema pudo merecer debido al costo de las
comisiones, su estatización implicó la pérdida de identidad de los titulares de
los aportes contra la promesa de responder en un futuro a la jubilación o
pensión que corresponda. El pasado y el presente ya nos han mostrado cuál es el
resultado final de dicha promesa: un beneficio que no guarda ninguna relación
con el esfuerzo realizado por los contribuyentes y que es pagado por el Gobierno
cuando quiere y como quiere.
Al estatizar las AFJP el fisco se benefició con una suma acumulada de 100.400
millones de pesos y, desde entonces, los aportes jubilatorios se canalizaron
hacia la Anses. La confiscación incluyó no sólo los fondos por aportes
ordinarios sino también los extraordinarios, sin ningún reconocimiento de su
propiedad.
Este bálsamo financiero para la Anses no motivó, sin embargo, al gobierno
nacional a quitarle la adjudicación del 15 por ciento de la masa de impuestos
coparticipables que le había sido asignada cuando, al crear el sistema de
capitalización, en 1995, se redujeron aportes al reparto sin quitarles la
responsabilidad de pagar a los jubilados ya existentes. De esta forma, la Anses
con su FGS se transformó en una caja importante y tentadora para el gobierno
nacional, a la que ha recurrido a diestra y siniestra sin preocuparse por el
futuro de los aportantes.
Así, el FGS se dedicó en los últimos años a invertir en títulos públicos para
solventar el déficit fiscal, justamente una de las críticas con las que el
Gobierno había incautado los fondos en 2008. De esa manera aumentó la proporción
de títulos públicos desde la ya enorme cifra de 60 por ciento en 2008 hasta un
64 por ciento en la actualidad. El aporte para proyectos estatales de más que
dudosa capacidad de repago creció desde 2200 millones de pesos en 2008 a 32.200
millones actualmente. Y en sentido inverso las colocaciones de dinero efectivo
en plazo fijo en los últimos 18 meses cayeron de 25.800 a 15.040 millones de
pesos.
El uso político de los fondos del FGS ha sido indudable. Y como no podía ser
de otra manera, se tradujo en un claro perjuicio económico para los
beneficiarios futuros de ese dinero. La rentabilidad del FGS en el período que
va desde diciembre de 2008 a diciembre de 2012 acumuló una cifra aparentemente
impresionante de 130.964 millones de pesos por sobre el capital original de
100.400 millones vigentes al inicio del FGS. Sin embargo, al realizar las
cuentas ajustando dicho retorno por la inflación observada durante ese período,
resultaría que el retorno neto de inflación habría totalizado apenas un 1,7 por
ciento anual.
En las últimas semanas, la Anses estaría utilizando los títulos públicos del
FGS para operar en el mercado con la finalidad de reducir la cotización del
dólar paralelo o blue. No hay información oficial acerca de esta operatoria ni
tampoco de los montos involucrados, pero está claro que sería una utilización
artificiosa e indebida del Fondo. La modalidad de esta operatoria es la venta
local en pesos de estos bonos que cotizan en dólares en el exterior, al menor
precio posible. Al no alterarse su cotización en dólares, se reduce el arbitraje
en pesos por dólar en la operación de "contado con liquidación" y ello arrastra
hacia abajo la cotización del dólar blue.
El Gobierno estaría logrando de esta manera una reducción de la brecha
cambiaria que amenazaba desbordarlo y que trae consecuencias sobre el nivel de
reservas y la inflación. Si bien el FGS tiene suficientes bonos para continuar
con esta operación, finalmente el mercado vencerá y en el camino habrán perdido
quienes tienen su futuro ligado al mejor rendimiento de estos fondos.
Al venderle bonos a los precios actuales, la Anses está transfiriendo sus
tenencias al sector privado en niveles de rendimiento de los títulos públicos
cercanos al 16 por ciento anual. Esto significa que el sector público argentino
consolidado está realizando emisiones de deuda en niveles de tasa de interés que
más que cuadruplican los niveles inferiores al 4 por ciento a los que emiten,
por ejemplo, Brasil y Colombia, y que más que triplican las tasas inferiores al
5 por ciento a las que se han endeudado Bolivia y Paraguay.
Para un gobierno que se ha vanagloriado de resistirse a convalidar las tasas
de interés "usurarias" del 8 o 9 por ciento, a las que habría podido endeudarse
en 2010 y 2011 aun al costo de financiar su déficit público emitiendo dinero y
alimentando la hoguera de la inflación, la actual decisión de aumentar la deuda
neta de la Argentina a tasas del 16 por ciento no puede sino llamar la atención
y debería ser motivo de un análisis tanto por parte del Congreso como
eventualmente por parte de la Justicia.
Desde que los fondos previsionales han sido desviados desde las
administradoras de fondos privadas hacia la Anses, el rendimiento de los éstos
ha caído en forma notable, producto de su inversión con fines políticos que no
buscan proteger a los futuros jubilados. Como con la política energética, el
manejo de los trenes, la política agropecuaria y la inflación, la Anses también
da muestras de contribuir a minar el bienestar futuro de los argentinos..